Una mirada integral sobre la cura en el nuevo paradigma.


   El libro  "La Utopía de Freud", es un intento denodado por lograr una mejora sustancial en el tratamiento del padecimiento humano. El escrito recoge algunos de los últimos desarrollos en el campo científico, tanto del paradigma oficial (Mecanicista) como del paradigma emergente (Cuántico relativista). La propuesta central es contribuir al progreso del paradigma científico, aportando un esquema de abordaje terapéutico para la “curación integral”. La síntesis lograda incorpora elementos para comprender la actual crisis social y ambiental, integrando -además- los desarrollos de las llamadas terapias “alternativas”. Decimos “llamadas alternativas” porque, tanto desde adentro como desde afuera del campo del saber, se autoexcluyen, y se las excluye de una práctica integral. Las terapias dominantes (más que nada el modelo médico-positivista) excluyen todas las formulaciones que no respondan a los intereses hegemónicos materialistas y mecanicistas, tildándolas de pseudociencias. Por otro lado, las terapias “alternativas” se plantean como opuestas a las oficiales y, por lo tanto, parciales; hecho que las hace autoexcluirse.

El paradigma emergente "Cuántico-relativista", también llamado Paradigma Holístico, es una conceptualización integral que une los desarrollos de las ciencias oficiales y las alternativas; pero estas prácticas están dispersas en la actualidad. Los médicos o psicólogos que las llevan adelante se llaman a sí mismos holísticos, cuando -en realidad- deberían llamarse complementarios o integrales, viéndose como parte de una “ciencia integrada”, en la que una práctica no excluyera a la otra. Y a la inversa, el médico tradicional debería poder llamarse holístico, junto con los alternativos, porque ambos deberían tener una visión integral de la salud y no fragmentada.

    Holístico es todo: lo uno y lo otro (integral). Una ciencia ampliada y unificada, no separada. Este es el paradigma emergente. La Física Cuántica demostró que el espacio vacío no existe y que todo está interconectado a nivel subatómico; el universo es holístico en ese aspecto. El paradigma que estamos dejando atrás es positivista, determinista, de “causalidad mecánica”, por esto hoy, ante una lesión acudimos al médico ortodoxo, tomamos la medicación recetada; luego de la urgencia, podemos ir a un kinesiólogo y al médico chino a que nos practique acupuntura; también haremos terapia neural y podremos además “descodificar” la lesión; nada debería excluirse y el orden de jerarquía debería subordinarse a un “nivel de integración mayor”, holístico-integral en el que todas las prácticas se complementen. El método de integración holístico jerárquico no admite el reinado de prácticas que puedan imponerse con paliativos y cómodos narcóticos, exige subordinarse a la ética de mejorar el todo y no solamente una parte.    

La curación, requiere, la primacía jerárquica del principio de realidad, para regular debidamente al principio del placer. 

    Una visión integral u holística, supone una heterarquía disciplinaria en donde cada saber se subordina a la jerarquía integradora, más allá de las demarcaciones y delimitaciones clásicas, racionalistas-mecanicistas. 

    Sin perder la especificidad de la práctica, la orientación psicoanalítica necesita integrar lo “psicogenealógico”, incorporando formas de indagación que permitan apreciar la “conexión cuántica” con los sucesos traumáticos, como lo son: la lectura del genosociograma (que integra la matemática fractal de los sucesos “síndrome de aniversario”) y la exploración neurofisiológica de los períodos preverbales (técnicas aportadas por la Psicoterapia Holotrópica de Stanislav Grof). Ambos desarrollos permiten conectar, cuánticamente, las experiencias y, traumas transgeneracionales y perinatales.

    Freud alertó sobre la profunda necesidad de que nuestros líderes fueran personas de visión superior; en su encuentro con Einstein, explicaron los impulsos que nos llevan a la guerra. Hoy, bajo la inercia de las mismas tendencias, estamos desencadenando una catástrofe climática. La tercera década del milenio se inicia con una crisis medioambiental y humana sin precedentes; los tiempos reclaman la renuncia de las posiciones narcisistas y la deposición de las lealtades a los saberes institucionalizados.

    En sus albores, el psicoanálisis comprendió que la curación individual es solo un aliciente, por ello es que debemos sanar social y familiarmente; hemos comprobado que se torna ineludible la comprensión e integración, de la conexión subjetivo-cuántica de “Lo Siniestro Transgeneracional”, y de esta manera alcanzar la madurez superior: "La Moral Postconvencional", que permite arribar a "La Lógica Global Recíproca" y al pensamiento compasivo, cooperativo-ecológico.

                           No hay supervivencia de la especie sin supervivencia del planeta.

Continúa en el artículo "Lo Siniestro Transgeneracional" , Unheimlich, "La sombra familiar".

Detalles psicoanalíticos en Nuevo Esquema de Psicoanálisis 2025, y en el libro "La Utopía de Freud".

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