En su encuentro, Einstein y Freud, explicaron los impulsos que nos llevan a la guerra. Hoy, bajo la inercia de las mismas tendencias, estamos desencadenando una catástrofe climática. La cura individual necesita de la sanación familiar y social; la supervivencia de la vida en el planeta, reclama un esfuerzo por sanar el alma humana. Debido a que, los hechos del presente, se encuentran entrelazados con el pasado y con el futuro, se hace necesario, comprender e integrar, la conexión subjetiva-cuántica, de “Lo siniestro transgeneracional”; para acceder a la cura, es necesario alcanzar la lógica global y la moral postconvencional, que son sede del pensamiento compasivo, cooperativo-ecológico.
La curación requiere la primacía del principio de realidad, para regular debidamente al principio del placer. No hay supervivencia de la especie sin supervivencia del planeta.
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